domingo, 25 de octubre de 2009

No soy para vos.

Escribir sobre lo que me sucede y lo que ya es en mí, deriva en matices de sedimentos ya depositados con ulterioridad. Son meses que mantuve al márgen de balances y éste va...


(Negativo)

El eco de tus caricias continúa galopando cual reliquia que yo guardo y la memoria no puede alcanzar.
Si tan sólo hubiera manera de tener conmigo la certeza de saber que ya no eres ninfa que evidencia mis creencias. El temor. Me supe sabedor actual, tirando lazos al futuro
contagiando de matices, el presente tan oscuro.
Una luz encandila muy fuerte aquí, pero yace cual pupila esperando amanecer...
Me sobran los recuerdos y los anhelos. Ya no añoro tu regreso, pues prefiero ser el necio que hondea la incertidumbre de volver.

(Estanque)

No sos bella, no, no, no. No me gusta esto. No.
Basta de lamentos, si la vida del ayer acecha
enguyendo la cría del... No, ahí va:
LA BESTIA DEL PASADO ENGUYE LO BELLO DE NUESTRO AMOR. No aguantaré. Tensiona, estira y corta. Estirandosé va.

(Positivo)

Esto es muy divertido, entretiene y recrea.
Distrayente continúa volviendo atrás en el presente.
Tus recuerdos son mi condena, bien lo sabes y no lo digas. Yo lo siento y se te ve (...).
Pues de cuentas ulteriores a cobrar, yo me doy por negado.

El vestigio de un amor, con vacíos extraviados entre tantos mimos raros que por ser mimos, han callado. Hoy retumban, ya, sus gritos, señalando hacia el abismo, de una bestia que reclama tu regreso (hacia el olvido, por favor...).

Un embudo espiral, el corrupto manantial de intentar tapar en oro lo que ayer quebró el cristal. La pureza ya murió, no eres niña ni yo delator, no preciso hablar para que la luz le mienta al color. Vos, de acá... yo viajando, galopando en el oleaje, desvastado de placeres que terminaron en chantaje. Ya estoy harto de caricias y silencios de corrido, tapadas por milagros de alegrías fugaces, que hoy son tu nido. El grito de tu voz, el llanto de los antojos. El canto de los abrojos, enganchados en la garganta de un despojo...
Curvas, metales, pequeñez y suspiros envenenados.

Ya no más dudas. El temor de no dudar.
La certeza de morir en la fatalidad verdadera.

1 comentario:

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