jueves, 28 de mayo de 2009






















Entre tantos e-mails, de los denominados ‘spam’, encontré un título muy curioso: “Encuentra a tu pareja ideal
Ingresé al link que adjuntaba, y me encontré con diez pasos a seguir, en el que debías seleccionar el tipo de persona, color de cabello, de ojos, estatura, preferencias políticas, religiosas, y los pasatiempos predilectos por él/ella (Entre tantas otras cosas, por supuesto) Pensé, también, en lo que sucede con el ‘mercado de niños’ donde las madres que no pueden conseguir tener hijos con su pareja, acuden a centros asistenciales de inseminación artificial, y que también les dan planillas con las características del padre del ñiño/a, como para elegir, según las preferencias personales, cómo queremos que sea nuestro futuro hijo/a.
Tan fríamente lo presentan, que pareciera como ir a un pet-shop (negocio de mascotas) y ver según raza, color, y formas de adaptarse a nuestro hogar, del animal.
Está claro, que nosotros buscaremos la manera de evitar equivocarnos. Gozaremos al evadir riesgos, complicaciones, y demás Pero, ¿qué más hermoso que ir descubriendo a la persona, ó mascota que hemos encontrado?. Es decir: si uno ya piensa en todas las características que ‘debería’ poseer dicho ser; indudablemente exigirá que así sea. Y en el caso que no resulte, habrá una clara desilusión, y pérdida de entusiasmo.

Eso mismo he visto con las parejas actuales, que comienzan el romance con todas las expectativas, enceguecidos por las hormonas, que cambian la química de sus cuerpos, y provocan que la visión hacia la pareja, sea pura, y exclusivamente un reflejo de lo que desearíamos que fuera. Eso, se llama enamoramiento. Luego viene la etapa de conocimiento, en donde entra en juego la confianza, respeto y perseverancia mutua. Cuando uno comprende que la otra persona también se equivoca, que teme, llora, que tiene manías curiosas, y otras habilidades que antes no habíamos podido notar; es cuando comienza el reto de aprender a conocerse, y aceptarse.
Cuando uno conoce, ama. Claro está que no amarás ciegamente, sería iluso pensarlo.
Muchas parejas terminan sus vínculos, cuando la “magia” del enamoramiento acaba, y ven realmente cómo es su pareja. Es decir, cuando el organismo se ‘acostumbra’ a las hormonas secretadas por el hipotálamo, durante el enamoramiento. Uno parece perder ese estado de borrachera permanente que lo hacía ver todo “color de rosa”, y pensar todo el tiempo en su enamorado (Ahora vemos quién tenemos al lado).

Profundizar el lazo, estrechando la confianza más allá de lo pensado unilateralmente, será la herramienta que nos acerque más a la buena convivencia. Se comparte, se sigue un camino entre dos. La co-mu-ni-ca-ción es lo principal. El otro no puede estar adivinando qué es lo que querés ó pensás. Sería como ir a un médico, y no decirle qué es lo que te duele, ó cuáles son tus síntomas.
Sin embargo, y manteniéndome al margen del tema, destaco que el respeto también pasa por la comprensión de que a veces las palabras, no son las necesarias para explicar un sentimiento. Y que muchas veces, el silencio, es el compañero ideal (acompañado por caricias, ó la simple compañía de la pareja)
Lo más bello, quizá sean las contradicciones, y el poder apreciar, con el tiempo cuán equivocados estuvimos en aquella primera impresión de esa persona.
Me ha sucedido, particularmente, de haber conocido alguien desconocido, al cual había visto una sola vez por la calle, de encontrármelo, después, en un retiro espiritual, y comenzar a conversar sobre lo que no conocíamos de nosotros.
Está de más aclarar que cambió rotundamente la imagen que yo había pensado de tal persona, al saber un poco más sobre su vida, y costumbres.
Tomé conciencia sobre el juicio personal, de la idea absurdamente anticipada que le ponemos de estampilla en la frente, y caratulamos de determinada manera, incluso, antes de haber cruzado una mirada franca, entre ambos.
Compartiendo vivencias personales, pude ver cómo los sucesos de uno, pueden ser apreciados por el otro, de una manera casi paralela, pero en otras circunstancias, y tiempos diferentes. Ahí se provoca el encuentro, y esa sensación de química, que provoca más curiosidad para seguir conociendo más de esa historia ajena. Y quizá muchas cosas que nos cuenten, sirvan para tener una idea más ó menos esbozada de lo que sucedería en tal caso, y estar mejor preparados.
Todos tenemos algo por contar, ¿Qué esperamos para compartirlo?
Muchas personas idealizan, y seguramente todos pretendemos lograr algo, que quizá no esté muy claro Pero el anhelo está, y es un impulso alentador para seguir. Es muy posible que algunos logren su propósito, cayéndose miles de veces, e intentando de vuelta. Quizá otros mueran sin haberlo concretado, pero felices de haber intentado.
El camino sigue, y no estará terminado jamás. La vida está por delante, el camino andado, servirá para corregirnos y enderezar el actual, únicamente, para no perder la línea.

Gracias por pasar por acá, che! :)
Buenas vibras ^^

Un abrazo,

Jesús
letargo@live.com.ar
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