domingo, 31 de enero de 2010

[Nacimos para corneta, definitivamente]

[Ilustración en tiza sobre pizarrón ]
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Hojas que vuelan y se frenan, chocándose contra las rejas de una mansión.
Hojas que ruedan en la vereda y forman remolinos, danzando sin saber.
Hojas formando parte de un remolino, reunidas en heterogéneas sociedades.
Hojas, aún parte del tallo, pero sin lazo que la reúna con su mentor.
Hojas, metáforas del poeta, que desprende trozos de sí para husmear la vereda del frente.
Hojas, dejando vestigios de lo que fuera su nido.

Allá en la matriz de sus hebras. Donde su hogar vio más de ochenta enamorados refugiándose bajo la sombra fraterna de sus hermanas, adoptando y compartiendo cada historia que sucedía al rededor. Aquellas temporadas en las que paran los niños a recoger las moras, juegan cantando y sonríen al son de las risas; auditivas muecas de libertad.

Jesús.

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