viernes, 4 de septiembre de 2009


Y me preguntaron acerca del pudor, de la vergüenza, ¡de la inocencia!. Sólo dejé que respondieran ellos mismos. Igualmente mis palabras serían utilizadas en mi contra.

- ¿Y qué les respondiste?

- Sólo quise saber, primero, qué pensaban ellos de lo que me preguntaban y de esa manera, deducir qué es lo que querían que dijera.

- Entonces...

- No, pará... me contuve, hice una pausa y les retruqué la apuesta, preguntando: "¿Qué es la inocencia sino el desconocimiento hacia la vida misma?"...

- Ah, les hiciste "la psicológica", jé...

- Me contestaron con violencia.

- ¡Noo!, eeh..

- Eh, pará... Diciendo que mis placeres son impuros. Mirando mi ropa y peinado, opinaron sobre mi esencia. Hasta se burlaron de las cosas que no sé. ¡Qué ironía!, reírse del pozo, viendo sólo el parque a su alrededor...

- ¿Y no hiciste algo para frenarlos?, es una falta de respeto, che.

- No, eh... son policías, viste...

- Eso no tiene nada que ver, ¡son como vos, HOMBRES, ante todo!.

- Y sí, es verdad. Pero cuando me levanté de la silla, uno se paró y me empujó contra la pared. Dijo que yo no soy ningún vivito que va a cuestionarlos, que "acá, a las preguntas las hacemos nosotros", dijo.

- ¡Violencia física!, ¡y encima te amenazó!... bueno, impuso respeto...

- Cuando quise sacar su mano que me apretaba el hombro contra la pared, me pegó un cabezazo. Quedé tirado en el suelo... me sangraba la jeta...

- Y ahí fue cuando actuaste, ¿no?.

- Sí, pero eso no es actuar del todo, es vivir.

- Ah, ¿no te tiraste a propósito?

- Yo no vivo en el escenario, che. Hago teatro pero fuera de ahí soy un gil como vos, como cualquiera. Con los mismos derechos (o no), con temores, ambiciones, creencias y vicios...

- Uh, entonces fue duro el golpe...

- Sí, pero después de eso se calmaron y me dejaron ir... bajo amenaza, bla, bla, bla... que si me ven de vuelta por ahí, "me meten fierro" en el bolsillo y me detienen por meses...

- ¿CÓMO?.

- Claro, si me ven por ahí de vuelta, me detienen, dicen que me encontraron un arma, me la depositan ellos y caigo en cana. Todo por cumplir con los 50 detenidos por día que hay que tener por comisaría, ¿a vos te parece?.

- UH, no sabía de eso, ¡qué cobardes!, detienen a cualquiera, por cualquier cosa, mientras el resto sigue robando... Pero bueno, zafaste. No te pintaron los dedos, ni labraron acta...

- No... y tampoco me hubiera importado. Por más que lo hubieran hecho, yo no dejaría de gritar ni desnudarme en público.

- Amás romper las leyes. Sos un cara rota, eh...

- Lo único roto que saqué de todo aquello fue un labio y la vergúenza...

- ¡VOS, ¿VERGÜENZA?!

- Es un decir, nomás... jé...

- No aprendés más vos, eh...

- No, pará, sí... sí que aprendo. A mi modo, pero aprendo. Por ahí voy armando conceptos y certezas que me sirven como escaloncitos para ir zafando de lo que ya he visitado... sigo elevandome sobre ellos y... me fui de tema, ¿no?.

- Dale, seguí, a veces delirás copado. Dale...

- Nah, eso... sobre lo ya aprendido, uno se para encima y puede ver más lejos... como... esa parábola que cuenta Umberto Eco en "El hombre de la rosa"... la del enano y el gigante...

- ¿Cuál?

- Eh, pará, siempre me das pie a que delire. No soy el protagonista de esto, ¡contá vos tus cosas!.

- ¿Qué?

- Jajajaja, cierto, esto es un monólogo, pero va montado sobre clichés que me juega la vocecita esa...

- Ya me desnudaste...

- Pf, no sé, a ver... ¿en qué estábamos?

- Lo del enano y...

- ¡Ah!, sí, que dice: "Somos enanos, pero enanos montados en los hombros de esos gigantes, y en nuestra pequeñez nos sucede algunas veces de ver más lejos que ellos en el horizonte."

- Wow, uh... profundo... cala hondo...

- Y sí, aunque esto ya me está frustrando.

- ¿FRUSTRANDO?.

- Sí... a veces los contrastes me dan lecciones, como esto... y cosas que pienso; no tienen relación más que el ámbito que comparten en mí, cuando las tomo y traduzco. Están en la misma sala... son parte de un collage... y se mezcla todo. No sé qué decir ahora...

- Y largá alguna, dale...

- No sé, ¿sobre qué?...

- Una conclusión... ehm... sobre tu estadía en la comisaría.

- Pero a eso lo inventé, che. Empezó como excusa para decir un par de cosas y va concluyendo en este monorelato a dos voces.

- ¿MONORELATO?

- Monólogo... híbrido con relato, algo así... ¡una mezcla!

- Tenés una ensalada en esa mente...

- Y sí.

- Bueno, ¡DALE!, terminemos con esto. En un rato deberías...

- ¿DEBERÍA QUÉ?.

- Ya sabés, si vos estás escribiendo.

- Bueno, pero... estabamos jugando a que eramos dos diferentes...

- Basta, ¡EH!, hola... ¡SOMOS...! :)

- SOMOS. :)

- ¿Conclusión? ... tanto relato, para decir que:

"La creación más sublime es un placer comparable a la más absoluta destrucción..."

Fetiche de Inocencia.
Algo muy valioso y perecedero del ser humano...

Oh baby, baby....

.
.
*

Jesús.
letargo@live.com.ar

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