
Y me preguntaron acerca del pudor, de la vergüenza, ¡de la inocencia!. Sólo dejé que respondieran ellos mismos. Igualmente mis palabras serían utilizadas en mi contra.
- ¿Y qué les respondiste?
- Sólo quise saber, primero, qué pensaban ellos de lo que me preguntaban y de esa manera, deducir qué es lo que querían que dijera.
- Entonces...
- No, pará... me contuve, hice una pausa y les retruqué la apuesta, preguntando: "¿Qué es la inocencia sino el desconocimiento hacia la vida misma?"...
- Ah, les hiciste "la psicológica", jé...
- Me contestaron con violencia.
- ¡Noo!, eeh..
- Eh, pará... Diciendo que mis placeres son impuros. Mirando mi ropa y peinado, opinaron sobre mi esencia. Hasta se burlaron de las cosas que no sé. ¡Qué ironía!, reírse del pozo, viendo sólo el parque a su alrededor...
- ¿Y no hiciste algo para frenarlos?, es una falta de respeto, che.
- No, eh... son policías, viste...
- Eso no tiene nada que ver, ¡son como vos, HOMBRES, ante todo!.
- Y sí, es verdad. Pero cuando me levanté de la silla, uno se paró y me empujó contra la pared. Dijo que yo no soy ningún vivito que va a cuestionarlos, que "acá, a las preguntas las hacemos nosotros", dijo.
- ¡Violencia física!, ¡y encima te amenazó!... bueno, impuso respeto...
- Cuando quise sacar su mano que me apretaba el hombro contra la pared, me pegó un cabezazo. Quedé tirado en el suelo... me sangraba la jeta...
- Y ahí fue cuando actuaste, ¿no?.
- Sí, pero eso no es actuar del todo, es vivir.
- Ah, ¿no te tiraste a propósito?
- Yo no vivo en el escenario, che. Hago teatro pero fuera de ahí soy un gil como vos, como cualquiera. Con los mismos derechos (o no), con temores, ambiciones, creencias y vicios...
- Uh, entonces fue duro el golpe...
- Sí, pero después de eso se calmaron y me dejaron ir... bajo amenaza, bla, bla, bla... que si me ven de vuelta por ahí, "me meten fierro" en el bolsillo y me detienen por meses...
- ¿CÓMO?.
- Claro, si me ven por ahí de vuelta, me detienen, dicen que me encontraron un arma, me la depositan ellos y caigo en cana. Todo por cumplir con los 50 detenidos por día que hay que tener por comisaría, ¿a vos te parece?.
- UH, no sabía de eso, ¡qué cobardes!, detienen a cualquiera, por cualquier cosa, mientras el resto sigue robando... Pero bueno, zafaste. No te pintaron los dedos, ni labraron acta...
- No... y tampoco me hubiera importado. Por más que lo hubieran hecho, yo no dejaría de gritar ni desnudarme en público.
- Amás romper las leyes. Sos un cara rota, eh...
- Lo único roto que saqué de todo aquello fue un labio y la vergúenza...
- ¡VOS, ¿VERGÜENZA?!
- Es un decir, nomás... jé...
- No aprendés más vos, eh...
- No, pará, sí... sí que aprendo. A mi modo, pero aprendo. Por ahí voy armando conceptos y certezas que me sirven como escaloncitos para ir zafando de lo que ya he visitado... sigo elevandome sobre ellos y... me fui de tema, ¿no?.
- Dale, seguí, a veces delirás copado. Dale...
- Nah, eso... sobre lo ya aprendido, uno se para encima y puede ver más lejos... como... esa parábola que cuenta Umberto Eco en "El hombre de la rosa"... la del enano y el gigante...
- ¿Cuál?
- Eh, pará, siempre me das pie a que delire. No soy el protagonista de esto, ¡contá vos tus cosas!.
- ¿Qué?
- Jajajaja, cierto, esto es un monólogo, pero va montado sobre clichés que me juega la vocecita esa...
- Ya me desnudaste...
- Pf, no sé, a ver... ¿en qué estábamos?
- Lo del enano y...
- ¡Ah!, sí, que dice: "Somos enanos, pero enanos montados en los hombros de esos gigantes, y en nuestra pequeñez nos sucede algunas veces de ver más lejos que ellos en el horizonte."
- Wow, uh... profundo... cala hondo...
- Y sí, aunque esto ya me está frustrando.
- ¿FRUSTRANDO?.
- Sí... a veces los contrastes me dan lecciones, como esto... y cosas que pienso; no tienen relación más que el ámbito que comparten en mí, cuando las tomo y traduzco. Están en la misma sala... son parte de un collage... y se mezcla todo. No sé qué decir ahora...
- Y largá alguna, dale...
- No sé, ¿sobre qué?...
- Una conclusión... ehm... sobre tu estadía en la comisaría.
- Pero a eso lo inventé, che. Empezó como excusa para decir un par de cosas y va concluyendo en este monorelato a dos voces.
- ¿MONORELATO?
- Monólogo... híbrido con relato, algo así... ¡una mezcla!
- Tenés una ensalada en esa mente...
- Y sí.
- Bueno, ¡DALE!, terminemos con esto. En un rato deberías...
- ¿DEBERÍA QUÉ?.
- Ya sabés, si vos estás escribiendo.
- Bueno, pero... estabamos jugando a que eramos dos diferentes...
- Basta, ¡EH!, hola... ¡SOMOS...! :)
- SOMOS. :)
- ¿Conclusión? ... tanto relato, para decir que:
"La creación más sublime es un placer comparable a la más absoluta destrucción..."
Fetiche de Inocencia.
Algo muy valioso y perecedero del ser humano...
Oh baby, baby....
.
.
*
Jesús.
letargo@live.com.ar
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