viernes, 29 de mayo de 2009

Uno de los más desafiantes retos para mi, es poder reflejar en la mirada el estado del -supuesto- alma, la parte espiritual durante el proceso de transformación del inconsciente. Los ojos son algo en lo que no hay que centrarse de una forma continuada, sino ir construyendo el cuadro y pasar de vez en cuando pausadamente por los ojos. Llega un momento, sin embargo, en el que la mirada comienza a ser algo más que dos esferas que reflejan luz, y una parte del interior del modelo aparece, misteriosa, penetrante, sugerente. Esa mirada debe ser como un libro abierto, debe atrapar al espectador en unos casos o bien sugerir y hacer pensar. Ese es el reto... Si es la mirada el centro de atención, el resto de mi cuerpo debe de seguir un ritmo en el que se descompone la forma, los contornos, la luz, el color: no existe la luz sin la sombra, no vibra el color sin zonas neutras, no se aprecia el ritmo si no se localiza en una zona... por eso, dominar los elementos de nuestro ser es fundamental, tanto los que sirven para atraer la atención como los que sirven para disiparla...
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Jesús.
letargo@live.com.ar

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