miércoles, 27 de mayo de 2009



Me sentí una gubia, calando el desierto utópico en búsqueda de crear nuevos caminos. Al tropezar con el bosque, algunas percepciones se expandieron considerablemente. Es ahí cuando me vi:
ansioso y despótico, con los dogmas de mi raza reluciendo en las nueve pieles. ¡Cuánto desagrado!. Me moví entre la maleza,
atravezando fértiles pantanos y arboledas teñidas por el manto del disco lunar naciente. Los montes y sus puentes, las llanuras de cada meseta, más la cantidad de ripios empinados y el abanico de combinaciones, hacía que mi laberinto encontrara más opciones de replantear caminos. Estructuras gelatinosas.
Seis rayos traslucieron por entre las hojas del frondoso árbol, apuntando directamente hacia un oasis
apestado de ninfas. Ellas, felices dentro del dolor, nadaban inquietas entre los deseos de sus amantes. Corrupto manantial.
Sigiloso me acercaba, por temor de sorprenderlas e inquietar su pasiva actitud de ser siervas de la noche. El paisaje es estupendo. A medida que voy llegando, la población de hongos incrementa. Sucede lo mismo con sus dependientes. Debajo de cada seta, se encontraba un trabajador exhausto. Lo saludé con una duda que salpicó al resto de los imprevistos navegantes de ese espacio que circundaba nuestra ubicación. Todos pensaron al unísono. Murmullo, silencios y rostros apuntando más allá de la efímera actualidad. Había encontrado una comunidad de seres estancados en el conformismo.
Seguí divagando en el criterio, a medida que me alejaba de la realidad propia de aquellos seres que ya estaban picando en mi costumbre. Detesto sentir la tintura del resto impregnandose en mi. No acepto intrusos; el consentimiento es una de las fuentes más respetadas en el sentido de la libertad humana.
Detrás de un tronco sentí el chasquido de - al parecer - el acto de encajar dos razones. Asomando la cabeza, encuentro dos criaturas divergentes, disputando una partida de acertijos. Sonrío y trepo el árbol para luego acostarme sobre una rama, y escuchar, así, sus intentos vanales de explicación literal.

Desde aquí arriba diviso el espacio único del que forma parte el bosque, mas, a cada punto alrededor se encuentran entrelazados los caminos de cada una de las formas abstractas de figuración existencial. Sus luces vuelven a nombrar nuestra capacidad de percibirlas, pero ¿por qué sólo yo me encuentro observando esto? Buscando alguien que comparta la experiencia, sintonizo la conciencia más allá de la razón. El medio se contagia, es hermoso.
Me visitan las energías de lo neutral, equilibrando los rincones. No existen medidas cuando uno siente sin razón. La lógica impedirá igualdades, me dije y caí...

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Hombre. Jesús.
letargo@live.com.ar

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